Serán sus grandes manos o sus ojos azules, o tal vez ese olor o sus largas piernas en cuya mitad nos sostenía...
Será su historia o sus genes como dice él, o la sangre que tira...
No sé si es una parte de su cuerpo o todos mis recuerdos,
Pero he conocido, me ha acompañado y me ha querido un faro.
Un faro que incluso cuando las más grandes tormentas acechaban,
Era capaz de estar ahí,
Un faro protector, cálido, un refugio, un guía,
El héroe de tantas historias,
Un hombre que al menos en este tránsito,
Nunca llegaré a conocer como otros lo han conocido,
Y cual sesgo de ser abuelo agradezco a la vida...
Mi gigante, que es capaz de ser tan mío y tan de todos,
Que es capaz de hacerme suya cuando me nombra sólo como él lo ha hecho en este mundo,
Ese que se alegra con el alma cuando me ve aparecer,
Que no me deja echar de menos ser celebrada ya que en cada conversación me recuerda
- aunque mi camino siga otro rumbo –
que vengo de alguna parte
y qué llevar conmigo en lo que queda del viaje.
Mi prócer, el sostén inconsciente de tantos cimientos que me conforman,
El explosivo volcán que nunca me ha quemado,
Cuya sola lava en su interior inspira movimientos.
Mi sombra más grande que mí,
El que rehuye de enjuagarse los ojos,
El que a ratos me pareció impenetrable,
Y hoy bendigo no haberlo querido cambiar ni un poco,
No haber intentado convencerlo de mis verdades,
Haberlo amado como lo amo,
Aunque nunca sepa quien era en realidad Eduardo Schalscha Becker por más que investigue con su herencia científica
Hay algo indestructible que este ser humano ha dejado en mi vida,
No sé bien dónde,
Pero en alguna parte, muy profundo,
Sé que está el faro plantado en lo esencial,
En lo que no se divide
Y probablemente con una fogata dentro
Y las canciones alemanas para “Carolingen” quien lo mira sabiendo que ese es MI OPA.
Será su historia o sus genes como dice él, o la sangre que tira...
No sé si es una parte de su cuerpo o todos mis recuerdos,
Pero he conocido, me ha acompañado y me ha querido un faro.
Un faro que incluso cuando las más grandes tormentas acechaban,
Era capaz de estar ahí,
Un faro protector, cálido, un refugio, un guía,
El héroe de tantas historias,
Un hombre que al menos en este tránsito,
Nunca llegaré a conocer como otros lo han conocido,
Y cual sesgo de ser abuelo agradezco a la vida...
Mi gigante, que es capaz de ser tan mío y tan de todos,
Que es capaz de hacerme suya cuando me nombra sólo como él lo ha hecho en este mundo,
Ese que se alegra con el alma cuando me ve aparecer,
Que no me deja echar de menos ser celebrada ya que en cada conversación me recuerda
- aunque mi camino siga otro rumbo –
que vengo de alguna parte
y qué llevar conmigo en lo que queda del viaje.
Mi prócer, el sostén inconsciente de tantos cimientos que me conforman,
El explosivo volcán que nunca me ha quemado,
Cuya sola lava en su interior inspira movimientos.
Mi sombra más grande que mí,
El que rehuye de enjuagarse los ojos,
El que a ratos me pareció impenetrable,
Y hoy bendigo no haberlo querido cambiar ni un poco,
No haber intentado convencerlo de mis verdades,
Haberlo amado como lo amo,
Aunque nunca sepa quien era en realidad Eduardo Schalscha Becker por más que investigue con su herencia científica
Hay algo indestructible que este ser humano ha dejado en mi vida,
No sé bien dónde,
Pero en alguna parte, muy profundo,
Sé que está el faro plantado en lo esencial,
En lo que no se divide
Y probablemente con una fogata dentro
Y las canciones alemanas para “Carolingen” quien lo mira sabiendo que ese es MI OPA.
1 comentario:
Toda una roca en el mar en medio de la tempestad...
Notable, herr opa
Me gustó
Besos
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